jueves, 8 de octubre de 2015

El Diezmo

La patata calentita y/o la Política del diezmo

El diezmo, en sus varias formas, es un signo de que todo le pertenece al Señor. Se daba en su forma habitual a los levitas; luego ellos daban otro diezmo a los sacerdotes. Se supone la atención al culto, y a los pobres. Cuando la comunidad abandona al levita es seña de ruina. También es de gran relieve el diezmo que podemos llamar "de fiesta", el que se reserva para compartir con los vecinos, con el barrio, especialmente con los extranjeros en real necesidad, los pobres, los sin techo y viudas de tu ciudad. Son muchas sus enseñanzas, pero lo fundamental ahora es ver si hoy sigue vigente el diezmo.

En la comunidad del Resucitado no hay ritos. No hay diezmo. Queda todo cumplido en el Mesías Resucitado. Queda el significado; sigue con nosotros la vinculación de que nuestra casa se edifica cuando edificamos el reino de Dios.

A calzón quitado, o a mano en el pecho. ¿Esto te alegra porque así no tendrías que dar dinero en alguna iglesia? ¿Esto te enfada porque, si eres lider, pastor..., la gente no dará dinero en tu iglesia?.  Mal asunto para ambos. Que no esté vigente el diezmo no significa que no esté vigente el camino de la fe, el de la obediencia. Pero LIBRE, en el Señor; sin ritos, ni rituales para o por sacerdotes de  nuevo cuño. Donde fuercen el diezmo, hoy, verás una forma de totalitarismo, o sacerdotalismo; con la iglesia como institución siendo central para la santidad.

Las iglesias del Nuevo Testamento no dan el diezmo. Dan ofrendas libres, en circunstancias diversas, pero no un diezmo ritual. Nadie "peca" por no diezmar.

Que cada uno debemos contribuir para los gastos de la iglesia local en la que esté; pues claro que sí. Pero el diezmo no está vigente. Puedes dar eso, o más o menos. Y lo puedes hacer a esa iglesia, o a otra cosa....necesidades familiares, apadrinamientos, catastrofes etc.... no importa. Si una iglesia, como institución, requiere que los cristianos den el diezmo, o "le" den el diezmo; eso es una perversión del cristianismo. No hay diezmo en el Nuevo Testamento.

Entonces, ¿los pastores de qué comen?. El obrero es digno de su salario, claro. Siempre queda la opción del trabajo, el apostol Pablo hacía tiendas. Y se dice expresamente a las iglesias, a las comunidades, a los que las componen, por ejemplo, que "encaminen" a los misioneros que van de paso. Eso significa que les den lo necesario para su trabajo. Por supuesto. Pero el diezmo no está. No hay manera de encontrarlo. A menos que quieras recogerlo del Antiguo Testamento, y transformes a los levitas y sacerdotes en algo moderno.
Es más simple. Todo es del Señor; eso sigue; pero cómo lo administres, cómo seas mayordomo, eso queda en tu libre opción.
 
¿Se puede robar hoy al Señor, como señaló el profeta antes contra los que no dieron sus diezmos? Claro que sí, pero no por dar o no dar diezmos. De hecho, los pastores que enseñan que es señal de santidad el dar el diezmo en su iglesia, están ROBANDO a Dios, le están robando la libertad a su Congregación.

El diezmo era señal de fe y confianza en el Señor de Israel. El diezmo como OBLIGACION hoy es señal de falta de fe en las iglesias que lo practican. Tienen miedo de que la gente, libre,  no de dinero. Cuando nunca es eso enseñanza de la Biblia; con alegría, generosamente. El Espíritu que vive en nosotros no necesita artimañas para llenar las bolsas de las iglesias. Pasa como con el Evangelio de la gracia; hay pastores que se asustan de anunciar que la salvación no es por obras,  piensan que así nadie se esforzará ni vivirá con temor del Señor. Eso nunca lo dice la Biblia; es una conclusión falsa. Que la salvación no sea por obras jamás ha sido para el redimido excusa para no obedecer. La Biblia no lo propone nunca.
Si amamos la libertad de los cristianos, jamás nos puede dar miedo su ejercicio.

Por supuesto, en esa libertad está el que un cristiano decida, como norma propia para su casa, dar el diezmo de sus ingresos a la iglesia en la que se congrega. Muy bien. Pero no está obedeciendo un MANDAMIENTO. Es simple organización, mayordomía, administración  de cada uno. Pero puede dar ese dinero a otra cosa, o más, o menos. El Señor conoce a los suyos; y sabe cómo está de alegre su corazón; su medida es la generosidad de su bolsillo; pero no hay diezmo en el Nuevo Testamento.

La administración de nuestros bienes es nuestra fiesta permanente. Cada día, sin rituales; libres. Y seremos sal y luz para la sociedad. Nada que ver con TIRANÍAS HUMANAS Y ECLESIASTICAS. De comunidades que no aprecian la labor de sus pastores; o de pastores que tiranizan a sus iglesias. De todo hay.
El camino de la fe es generosidad y servicio, al máximo, con todo lo que tenemos. Pero no hay diezmo, como mandamiento, en el Nuevo Testamento.

lunes, 5 de octubre de 2015

Testimonio

Cada vez que me sentaba en el circulo que hacíamos cada mañana sobre las 7:30 A/M para hablar en voz alta, con los ojos cerrados, leer aquel libro nuestro líder (Marquitos lo recordaré toda mi vida) ni mayor ni joven, ni guapo ni feo, no muy bien vestido pero tampoco desaliñado, se me acercaba con "ESE" libro en la mano, por cierto yo se lo tiraba al suelo y le decía que yo no estaba allí para escuchar sermones. Ja,ja,ja, bastantes había escuchado del cura de mi colegio que de... provecho tenía. Con el tiempo me di cuenta que siempre era el mismo: Tapas Negras y Letras lustrosas, Doradas.
Junto a mí, de pie, parado y con infinito respeto, sin siquiera mirarme, empezaba su ritual: me señalaba una palabra del texto abierto en algún lugar, luego acariciaba la pagina donde estaba dicha palabra y me la ofrecía pidiéndome que se la leyera. Primero fue una palabra, luego frases pequeñas. Nunca mas de eso.
Si alguien, en este momento, me pidiera que recordara alguna de esas palabras, sería imposible.
La situación era tan paralizante, que me quedaba anestesiado por segundos, más tarde comprendí que era el Espíritu de Dios con la excavadora demoliendo, trabajando en mi vida. Al principio, no prestaba atención a la lectura de su palabra, me gustaban más las canciones que entonaban eran y sonaban diferente a todo lo que estaba acostumbrado. Pero después de un mes, estas palabras comenzaron a meterse dentro de mí como una alucinación, con provocación y desafío.
¿Qué pasaba? ¿Qué pasaba con mi vida; a que iba a la reunión siempre pidiendo el mismo libro, siempre a la misma hora, que soledad me envolvía, qué sombras me perseguían? Antes de rendir cuentas a esa extraña sensación de arrodillarme, a esa necesidad de llorar, comprendí, entendí todo: Alguien me estaba llamando por mi nombre.
Siempre he sentido a lo largo de mi vida que había algo ante mi, no podía verlo era como un gran banquete lleno de vida, pero no encontraba la manera de llegar hasta él, ahora le doy gracias a Jesús Él ha cambiado la perspectiva de mi vida ahora solo creo en las cosas que no veo: la vida, el amor...Dios